Por Gustavo de Hoyos Walther
Especial para Actualidad Digital.Mx
El amague contra la idea y práctica de los derechos humanos había sido
continua, aunque un tanto subrepticia. Ya no más. Recientemente, el régimen
obradorista ha decidido liquidar el tono subrepticio y se ha revelado
abiertamente como un gobierno hostil a los derechos humanos
El derrumbe del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética sepultaron la
opción ideológica más potente contra la democracia liberal. De hecho, se podría
argumentar que el énfasis en los derechos humanos, durante la Conferencia de
Helsinki en los 70, fue la que determinó el fin del comunismo realmente
existente. Ese régimen era incompatible con los fundamentos en que se basa la
idea de los derechos humanos. Lo que se había venido edificando desde entonces
era un sistema internacional de los derechos humanos que había venido permeando
no sólo en las relaciones entre naciones sino al interior de estas. Este
proceso se encuentra en crisis desde hace algunos lustros, tras el arribo de la
persuasión populista en todo el planeta. Al desafío teórico que planteó China a
la interpretación occidental de los derechos humanos, se ha sumado el ataque
pragmático de los nuevos autoritarismos: de la Rusia de Putin al Brasil de
Bolsonaro, del Estados Unidos de Trump al México de López Obrador. En este
último caso, el amague contra la idea y práctica de los derechos humanos había
sido continua, aunque un tanto subrepticia. Ya no más. Recientemente, el
régimen obradorista ha decidido liquidar el tono subrepticio y se ha revelado
abiertamente, como un gobierno hostil a los derechos humanos. En efecto, la
todavía titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra
Ibarra, en una comparecencia ante el Congreso de la Unión, propuso
increíblemente desaparecer el organismo que dirige y reemplazarlo por una
entelequia llamada Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo. Nótese el
cambio semántico propuesto: se deja de hablar de los derechos humanos para
hablar de los derechos del “pueblo”. Recordemos que la noción liberal de los
derechos humanos entraña la idea de que lo que se defiende son derechos tanto
individuales como colectivos. El énfasis, sin embargo, es en los derechos
individuales, pues son los individuos los que en última instancia son sujetos
del derecho. En la nueva interpretación, es el “pueblo” -interpretado por el
líder- el que tiene derechos. A la luz de la historia del siglo pasado, esta
noción implica un gran peligro para las libertades humanas y para nuestro
régimen constitucional. Queda ahora claro por qué nuestro país es
crecientemente considerado como un lugar donde no se respetan los derechos
humanos. Hace unos días en Ginebra, 116 países - incluyendo Rusia y Venezuela -
recomendaron al Gobierno mexicano, hacer cambios dramáticos tendientes a
mejorar los derechos humanos, en particular de mujeres y periodistas. Es
increíble que, en el lapso de cinco años, nuestro país sea parte de una galería
de naciones que violan sistemáticamente derechos humanos. Las palabras de
Rosario Piedra son elocuentes y dicen lo que muchos temíamos desde hace tiempo:
los derechos humanos de los mexicanos están en riesgo mientras el obradorismo, no entienda su importancia para las libertades en una democracia republicana.
RÉQUIEM POR LOS DERECHOS HUMANOS
En el lapso de cinco años, México es parte de la galería de naciones que violan sistemáticamente los derechos humanos
30 de enero de 2024
por
Rene Cano