*El huracán destruyó gran parte de la infraestructura de la ciudad. Ahora, las autoridades se esfuerzan por restablecer por completo los suministros y proveer a la población con víveres. “Nadie nos avisó”, este es el clamor de todos los habitantes de Acapulco” grito generalizado ante la inacción del gobierno local y federal en días y horas previas de la llegada del huracán Otis.
Redacción Actualidad Digital.Mx
El huracán Otis, de categoría 5, tocó tierra en Acapulco, Guerrero; el pasado
miércoles 25 de octubre a las 00:25 horas. Si bien los ciclones tropicales son
fenómenos meteorológicos bastantes predecibles, en este caso en particular, su
rápida intensificación no dejó tiempo para tomar precauciones.
Además de eso, el gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, no le dio la debida importancia al fenómeno, esto a pesar de existir 13 alertas de máxima alarma, tanto del Centro Nacional de Huracanes radicado en Miami, como de las propias autoridades meteorológicas del país, lo que resultó en una gran destrucción de la infraestructura en uno de los destinos turísticos por excelencia en México, ante la apatía gubernamental.
Acapulco es una de las joyas turísticas de México, desde el pasado miércoles 25 de octubre, cuando el huracán Otis tocó tierra, la ciudad está destrozada e incomunicada. No fue hasta el viernes cuando la ayuda humanitaria comenzó a movilizarse hacia la zona. Otis desconcertó a los expertos: pasó de categoría 1 a categoría 5 en menos de 24 horas, lo que responde a un fenómeno meteorológico denominado "intensificación rápida" (RI, por sus siglas en inglés).
En esa ventana de tiempo, el huracán aumentó su velocidad en 185 km/h. Únicamente Patricia, que tocó tierra en la costa de Jalisco y Colima en 2015, superó estas cifras, con un aumento de la velocidad de 193km/h. Por este motivo, el impacto en la infraestructura de la ciudad ha sido devastador y sin precedentes: "No se tiene constancia de ningún huracán de esta intensidad en esta parte de México", exponía el comunicado oficial del Centro de Huracanes del Pacífico Central, organismo dependiente de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
“Estamos trabajando 24/7 para la recuperación de este puerto maravilloso y, lo más importante, continuar con la búsqueda de personas”, remarcó el presidente del Gobierno de México, Andrés Manuel López Obrador, en su rueda de prensa del pasado 29 de octubre.
Las cifras actualizadas por la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, muestran que hay al menos 46 fallecidos, entre los cuales se encuentran 3 extranjeros, y 58 personas no localizadas.
Como parte de la labor de evitar más pérdidas humanas, las autoridades correspondientes están acudiendo a los centros hospitalarios del estado de Guerrero para ofrecer ayuda a los equipos sanitarios.
Además, se está trasladando a pacientes graves hacia centros de salud en Ciudad de México para que puedan ser atendidos en categoría de urgencia.
Por otra parte, los famosos clubes náuticos del puerto de Acapulco son algunos de los enclaves más destruidos por la furia incontenible del huracán Otis.
El secretario de la Marina, el almirante José Rafael Ojeda, no descarta que la cifra de fallecidos aumente tras la llegada de un buque cargado con 29 embarcaciones hundidas que ya han sido localizadas.
Ante este panorama, el Gobierno si bien es cierto de manera tardía, ante el reclamo de la población afectada, ya está enviando refuerzos a la zona para garantizar la pronta recuperación turística y económica de la ciudad.
La población de Acapulco ha estado sin agua, electricidad ni combustible, aunque los suministros se han ido restableciendo entre el domingo 29 y el martes 31, hasta alcanzar un 90% del servicio eléctrico.
De acuerdo con las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en sus tradicionales conferencias de prensa diarias, el mismo ha señalado que “los equipos están esperando a tener electrificado todo Acapulco para que comience también la distribución del gas licuado de petróleo.”
Acapulco, no solo abarca la zona costera, sino que está compuesta por 234 localidades, se estima preliminarmente que alrededor de 200.000 viviendas se quedaron sin luz y gran parte de los hogares, sin agua.
Con este panorama desolador, las autoridades están realizando, aunque de manera insuficiente, tareas de distribución de víveres entre la población afectada. De acuerdo con las autoridades, el huracán afectó al 80% de la infraestructura hotelera de la ciudad, siendo que la mayoría de estos establecimientos se encontraban a primera línea del mar, la zona que concentra más destrucción tras el paso de Otis.
De hecho, los más destacados de Acapulco está sirviendo como centro de acopio de alimentos para la población. Por el momento, en términos de avances, se han reabierto los tramos de carretera: Chilpancingo-Acapulco, Chilpancingo-Tlapa y las autopistas de Cuernavaca-Acapulco Federal y Libramiento Poniente-Acapulco Federal, de acuerdo con un comunicado del secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño Lara.
El futuro próximo de Acapulco, se muestra oscuro, con un presidente en campaña política y una dispersión de instituciones que no han estado a la altura de una catástrofe de esta magnitud.
Tiempo al tiempo.